lunes, 22 de abril de 2013

HERMENÉUTICA


HERMENÉUTICA

                                              Curso preparado por: Wilson Leon Valle

 

UNIDAD 1:

                                             GENERALIDADES

 

                                                            Introducción general

 

            Este curso comprende el estudio de la historia, principios y métodos de la inter­pretación bíblica, considerando especialmente la relación del intérprete frente al texto bíblico y sus implicaciones para una tarea hermenéutica contextualizada al presente de la iglesia en Latinoamérica. Incluye práctica exegética y homilética.

 

                       La hermenéutica no es una asignatura fácil, requiere disciplina

           

Suponemos que los que participan de este curso, alguna vez han preparado y presentado un estudio bíblico. Pero, tal vez, lo han hecho de manera superficial. No obstante, este curso brinda pautas, herramientas, etc., para un estudio bíblico serio y eficaz. Esto requiere de esfuerzo y disciplina.

            Esta asignatura servirá para toda la vida del ministerio cristiano. No es sola­men­te asunto de un momento. No es solamente para el momento del estudio de la ma­teria. Al contrario, la profundidad con la que se comience a entrar en el uso de estas herramientas, ha de marcar el ministerio, ha de dejar una huella profunda, y ha de convertir al estudioso de la Biblia en un eficaz e íntegro exponente de la Palabra de Dios.

            Cuando uno es consciente del llamado de Dios al ministerio, sabe que hay un precio que pagar. El Señor demanda esfuerzo consciente, dedicado, disciplinado.  En la medida en que nos capacitemos más, el Señor nos usará más. Seremos más moldeables a muchos de los propósitos que el Señor quiera cumplir en nuestras vidas y ministerios que El nos ha encargado.

            Este curso nos ayudará a desarrollar la sensibilidad disciplinada para la comprensión de la Palabra de Dios. En Lucas 9: 62 el Señor Jesús dijo: “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”. Si el Señor nos ha llamado al ministerio, si estamos capacitándonos, debemos poner nuestra mirada siempre para adelante. El arado lo tenemos, Dios nos lo ha dado. El trabajo que vamos a realizar, dependerá del esfuerzo que pongamos en adiestrarnos para esta obra; en afinar las habilidades que el Señor nos ha dado y que El quiere que las pongamos a su servicio.

 

                                                      Concepto de hermenéutica

Definición general

           

            “Hermenéutica” es la ciencia y el arte de la interpretación. En nuestro caso, se refiere a la “interpretación bíblica”. El verbo que está en la raíz de la palabra “hermenéutica” tiene varios significados: Aclarar, afirmar, proclamar, interpretar, esclarecer, traducir. Todos estos términos tienen el significado común de que se refiere a algo, sea escrito o hablado, que debe ser aclarado o explicado.

           

            En otras palabras, un mensaje o texto necesita ser entendido y explicado, de tal manera que su contenido sea entendible a los oyentes, que son a quienes quere­mos comunicar el mensaje.

 

Breve perspectiva histórica de la palabra “hermenéutica

 

            El origen de esta palabra lo encontramos en el idioma griego, y especialmente en la mitología griega. Los griegos son conocidos como quienes desarrollaron todo un cuadro de dioses para diferentes necesidades humanos. Era una forma con la que trataban de explicarse un poco la realidad en que vivían. Intuían respecto a ciertas preguntas sobre el sentido de la existencia y otras realidades.

            Según la leyenda griega, existía un dios llamado “Hermes” (raíz de “hermenéutica” y del verbo “hermeneo”). Hermes era considerado el “dios mensajero”, encar­ga­do de traducir o interpretar el pensamiento, voluntad, deseos, etc. de los otros dioses para que los hombres pudieran entender. Hermes era considerado el mensajero divino del dios Zeus (el dios principal, el jefe de los otros dioses).

            Es interesante cómo esta leyenda se ve reflejada en uno de los pasajes de la Escritura. Por ejemplo, en Hechos 14:11-12 después de que Pablo y Bernabé tuvieron que huir de Iconio (donde fueron apedreados) a Listra y Derbe, y después de que Pablo sanó a un cojo de nacimiento en Listra, el pasaje dice: “Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros. Y a Bernabé llamaban Júpiter (Zeus), y a Pablo, Mercurio (Hermes), porque éste era el que llevaba la palabra”. En este sentido, para los de ese lugar, Pablo (Hermes) interpretaba a Bernabé (Zeus) que era el que no hablaba. Lo hacía para que los oyentes lo entiendan.

            Ahora, en este contexto, es fácil comprender por qué “hermenéutica”, significa “explicar, expresar, comunicar, traducir o interpretar”.

 

                                        Necesidad de la hermenéutica (problemas)

 

            ¿Cuándo es necesaria la interpretación? ¿Por qué hay necesidad de la herme­néutica? Algunos han dicho: “¿Por qué tenemos que complicarnos tanto la vida, estudiando un curso que a primera vista parece muy difícil y complicado?”

            La hermenéutica se torna en un imperativo, porque tenemos que recordar que  la Biblia nos viene de una época y de autores que no son de nuestro tiempo y que no los conocemos de forma directa. Cuando uno habla con la gente, no necesita de un intérprete, porque se está frente a frente. Pero en el caso de nosotros los ministros, tene­mos que comunicar a la congregación y a todos los hombres, porque ese es nuestro llamado, tenemos que proclamar la Palabra de Dios. Y ésta nos viene como un conjunto de escritos que fueron dados a luz en contextos y tiempos distintos al nues­tro.

            Entonces, para ser justos y honestos con la Palabra, necesitamos entender qué  es lo que esa Palabra significó en ese tiempo, cuáles eran los condicionamientos que hicieron que esa Palabra fuera relevante, cuál era el propósito del autor, etc. De esa manera, nosotros podremos hacer las veces de “un puente” entre esa Palabra que viene de la antigüedad y la iglesia, congregración, el hombre de nuestros días que necesitan escuchar la voz de Dios. Para esa labor que no es fácil, la hermenéutica nos da las herramientas adecuadas, para que nuestro ministerio sea pertinente, ajustado al propósito de Dios y a las necesidades de la iglesia y de la sociedad contemporánea.

            Es necesaria la hermenéutica cuando se da un cuadro de problemas como los que confronta la iglesia hoy en día. Estos problemas hacen que nuestra tarea hermenéutica se torne en un imperativo y que la hagamos con seriedad.

            (1) Crisis en la predicación. Somos llamados a proclamar el evangelio, el mensaje de Dios. Pero si hacemos un estudio en torno al púlpito en Latinoamérica, en cualquier denominación, nos damos cuenta que nos enfrentamos a una verdadera crisis en la predicación. Alguien ha dicho que hoy no se escuchan sermones, sino “sermonetes”, y éstos, lo único que pueden producir es “cristianetes”, no cristianos.

            Esto nos plantea, entonces, una tarea urgente de realizar una verdadera predicción. Es como cuando el apóstol Pablo dijo: “Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo, y en plena certidumbre... Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, según es en verdad, la palabra de Dios...” (1 Tesalonicenses 1:5; 2: 13). Ese poder en el Espíritu Santo no se da como una especie de inspiración instantánea, no se da sólo por el hecho de llegar al púlpito, ni tratar de decir lo que ese momento viene a la mente. Requiere de disciplina, de estudio, de contacto dili­gente con la Palabra.

            Uno de los problemas serios que hace necesaria la tarea hermenéutica seria, es que hay una crisis en la predicación. No es sólo asunto de técnicas homiléticas, sino de contenido en la predicación.

            (2) Superficialidad en el estudio e interpretación de la Palabra. Se puede notar, con mucha tristeza aveces, que no somos conscientes de la importancia de la Palabra; porque vivimos en un tiempo donde la “palabra” está devaluada. Es el tiempo de los medios electrónicos de comunicación. Es el tiempo del bombardeo de lo visual. Estamos en un tiempo donde las personas no creen en la palabra de las otras. Para todo se necesita un documento legalizado.

            Esto nos ha llevado a la crisis en el sentido de que la “Palabra” no recibe la atención y la importancia que merece, siendo que viene de Dios. Recordemos que Dios dice “que su palabra no regresará vacía”. Pero se refiere a Su Palabra. Esto quiere decir que nosotros debemos conocerla, entenderla, para poder decir como los profetas: “Vino a mí Palabra de Dios diciendo”; “lo que voy a comunicarles es Palabra de Dios”.

            Ojalá que con las herramientas que vamos a aprender en este curso, podamos llegar a ser “ministros de la Palabra”.

            (3) Confusión en las prioridades ministeriales. Este no es un problema nuevo. Se dio ya en el contexto de la iglesia primitiva. La iglesia iba creciendo y desarrollándose de una manera efectiva. El mismo crecimiento trajo problemas y desafíos que hacían necesaria la atención de sus líderes. En Hechos 6:1 dice: “En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución diaria”.

            Esto hizo que probablemente algunos pensaran que “solamente si los apóstoles atienden el reparto para las viudas, todos vamos a estar tranquilos”. Esta es una tentación para el ministro. Sin embargo, los apóstoles reaccionan de una manera adecuada y dicen: “No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a la mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo, y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra” (Hechos 6:2-4). La prioridad para ellos era la oración y la predicación de la Palabra.

            El ministerio evangélico se basa en la Palabra de Dios. Aunque el ministerio pastoral incluye varias facetas, no cabe duda de que alcanza su más plena expresión en la predicación de la Palabra de Dios. Al ser esta la naturaleza del ministerio pastoral, es lógico que una de las consideraciones primordiales del ministerio tenga que ver con el correcto empleo de la Palabra de Dios. Pablo dice en 2 Timoteo 2:15: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”.

            A la luz de esto, podemos concluir esta parte, como lo dijo Pablo, que una de la marcas distintivas del falso ministro está dado por el hecho de que adultera la Palabra de Dios. “Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios hablamos en Cristo”.

            (4) Escasa sensibilidad a los desafíos de la hora presente. Las grandes necesidades y problemas que confrontan la sociedad actual ha originado respuestas de todo tipo de expertos (sociólogos, antropólogos, economistas, politólogos, cientí­ficos sociales). Todos aportan una solución. Pero muchas veces, la iglesia cristiana y los ministros no tienen nada que decir respecto a las necesidades de la hora presente, porque son insensibles a los desafíos que presenta la sociedad actual. Esto sucede porque su acercamiento a la Palabra es muy superficial. Si fuéramos conscientes de la realidad, iríamos a la Palabra con el deseo de encontrar respuestas a las necesidades de nuestro contexto en el que vivimos.
            La hermenéutica es necesaria, porque al acércanos a la Palabra de Dios de una manera adecuada, conociendo el contexto en el cual nos movemos, vamos a darnos cuenta que en verdad la Palabra de Dios es viva y eficaz, y tiene respuestas para las necesidades, interrogantes y problemas que vive el hombre contemporáneo.

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