sábado, 3 de mayo de 2025

La democratización de la educación superior: un imperativo para la justicia social

Reflexiones para un imperativo moral. 

La democratización del sistema de educación superior constituye un pilar esencial para la construcción de sociedades más equitativas, críticas y cohesionadas. Este proceso no solo se refiere a la ampliación del acceso a las universidades, sino también a la transformación estructural de sus mecanismos de funcionamiento, con énfasis en la participación efectiva de los distintos actores educativos.

En primer lugar, el acceso equitativo a la educación superior sigue siendo una deuda pendiente en muchos países. Las barreras económicas, sociales y culturales continúan limitando el ingreso y la permanencia de amplios sectores de la población, especialmente aquellos históricamente marginados. Superar estas desigualdades requiere políticas públicas orientadas a garantizar condiciones materiales y simbólicas de inclusión, que contemplen becas, tutorías, apoyo psicosocial, y un currículo diverso y contextualizado.

Sin embargo, democratizar la educación superior no se agota en el acceso. Implica también avanzar hacia formas de gobernanza más participativas y transparentes. La elección y asignación de autoridades universitarias debe responder a principios de autonomía, representatividad y legitimidad, donde estudiantes, docentes y personal administrativo participen activamente en los procesos de toma de decisiones. La imposición de autoridades por mecanismos sutiles externos, internos o cupulares atenta contra la vida democrática de las instituciones y debilita su vínculo con la comunidad universitaria.

Por tanto, democratizar es también descolonizar y deselitizar el pequeño grupo de privilegió que ha hecho del el saber una mercancía, democratizar es reconocer a la universidad como un espacio de construcción colectiva del conocimiento al servicio de las necesidades sociales y del pensamiento crítico. En contextos de creciente mercantilización del saber, defender una educación superior pública, gratuita, inclusiva y democráticamente participativa y gestionada es no solo una exigencia académica, sino también un compromiso ético y político con la transformación social.

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